(DES) ACUERDO FISCAL
“Los Datos de gasto público que hemos conocido esta semana son particularmente malos para el ministro Marcel”
Cuando una marca se desprestigia, es común que la empresa cambie de logo y hasta de nombre. Eso es lo que está intentando hacer —sin mucho éxito hasta el momento— Elon Musk con Twitter, ahora llamado X. Es lo que hizo exitosamente Andersen Consulting, cambiando su nombre a Accenture, después de verse involucrados en el escándalo de Enron.
Después de que el Congreso rechazara el año pasado la propuesta de reforma tributaria, el Gobierno, probablemente inspirado en casos como el de Andersen Consulting, ha intentado hacerle un rebranding a la reforma, que ahora denominan pacto fiscal. No hay mucha diferencia de fondo, pero suena mejor y permite sacudirse el estigma de un proyecto de reforma tributaria fracasado.
En el acuerdo (pacto) fiscal que intenta conseguir el Gobierno, se propone subir los impuestos para financiar cuatro iniciativas específicas: previsión (básicamente, aumento de la PGU), salud, seguridad ciudadana y protección social. El problema con este acuerdo es que, de aprobarse el proyecto del Gobierno, los impuestos subirán, pero las promesas de gasto seguirán siendo solo eso: promesas.
Las promesas de los políticos, en general, son débiles, porque las hacen cuando están en el poder, y no logran mantenerse a futuro, porque las nuevas personas a cargo se pueden lavar las manos diciendo “yo no he prometido nada, así que no me pasen la cuenta”.
Dada esta debilidad estructural del acuerdo fiscal, el ministro requiere de mucha capacidad de negociación y, sobre todo, de mucha credibilidad para sacar adelante su proyecto. Por lo mismo, los datos de gasto público que hemos conocido esta semana son particularmente malos para el ministro Marcel. El año pasado se comprometió a que el gasto público se incrementaría solo en 0,7% el 2023. Durante el primer trimestre fuimos varios los que advertimos que, de continuar el ritmo de expansión de los primeros meses, Marcel no cumpliría su promesa. El ministro desechó estas advertencias y defendió que esta cifra sí era posible recortando el gasto del segundo semestre.
Los nuevos datos publicados el martes pasado por la Dirección de Presupuestos muestran que la proyección del aumento del gasto público se ajusta al alza a 2,2% para este año, es decir, un 300% más que lo comprometido por el ministro Marcel.
Sabemos que lo más relevante para una marca es la confianza que transmite a sus clientes y, en general, a todos sus stakeholders. Accenture logró exitosamente recuperarse de la desconfianza que generaba la marca Andersen, y está hoy en el lugar 33 entre las 350 empresas que conforman el ranking de las marcas más admiradas de EE.UU.
Mi predicción es que la desviación de un 300% en la promesa del ministro respecto del déficit fiscal para el año 2023 va a erosionar gravemente su credibilidad y la confianza que en algún minuto pudo haber generado su pretendido pacto fiscal.
Intentar un nuevo bautizo para la reforma tributaria está dentro de las posibilidades pero, por el momento, más bien pareciera que el proyecto del Gobierno está en tantos o más problemas que Twitter.
José Ramón Valente – Economista