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El optimismo de Gonzalo Sanhueza: “Estamos ante un escenario distinto al del primer semestre”
2 Septiembre, 2019
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El optimismo de Gonzalo Sanhueza: “Estamos ante un escenario distinto al del primer semestre”

Entidad es una de las primeras en aplicar un sesgo positivo al crecimiento para este año y el próximo, a medida que avancen las reformas y el plan de estímulo fiscal.
Cierto optimismo se escucha de parte de Gonzalo Sanhueza. El socio de Econsult considera que el mes de julio será el inicio de un proceso de recuperación de la actividad. Sus proyecciones para este año (2,7%) y el próximo (3,2%) están sobre el consenso de los economistas e, incluso, adelanta que sus estimaciones tienen ‘un sesgo al alza’.

¿La razón? El shock negativo para la economía internacional ‘ya ocurrió’ y el país está ‘preparado’ para enfrentar un empeoramiento del escenario. A esto se le agrega, dice, el impacto positivo que tendrán tanto la política fiscal como monetaria más expansivas.

– ¿En qué se sustenta su visión más optimista?

– El escenario que teníamos para fines de 2018 era que el crecimiento mundial iba a ser bueno y que los riesgos iban a bajar. Pero tuvimos un shock negativo desde la economía mundial por la guerra comercial y que ha producido una recesión del sector exportador.

Ese shock negativo se trasladó hacia la economía chilena y se desaceleró la actividad. Ahora, la economía chilena está empezando a usar sus mecanismos de estabilización.

La primera línea de defensa, cuando hay un shock externo, es la política monetaria y el Banco Central redujo la tasa en 50 puntos base y la va a bajar otros 50 puntos mañana, porque el escenario es más negativo de lo que tenía el banco en su último IPoM.

El Fisco ha adecuado su política fiscal, con reasignaciones hacia un gasto que tiene un mayor impacto económico en el corto plazo, por lo que esperamos que en el segundo semestre y el próximo año tengamos un mejor escenario. Julio va a marcar un punto de inflexión, hay varios indicadores que ya muestran que viene mejor: mejoró la confianza de consumidores y empresarios, uno ve los indicadores y se da cuenta de que estamos en un escenario distinto al del primer semestre.

– ¿Cuán duradera puede ser esa recuperación en medio del complejo escenario externo?

– Lo que importa es lo que está pasando con la economía en la punta con los indicadores anticipados. Al menos la confianza dejó de caer. También comienzan a recuperarse las importaciones de bienes de capital. Más allá de que vamos a tener volatilidad en el crecimiento, como tendencia se ve una recuperación.

Obviamente, el escenario es difícil, pero creemos que están las condiciones y el país, al revés de otros, tiene capacidad.

– ¿El año no está jugado?

– No, lo que importa no es 2020, sino cómo vamos a entrar al 2020. Lo que importa es cómo va a estar creciendo la economía chilena en el margen los últimos cuatro meses del año, y ahí sí hay espacio para la política fiscal y monetaria que ya se está implementando.

Luego, hay un elemento que viene más bien del mundo político: siempre hay una discusión política en el país y proyectos en el Congreso que generan incertidumbre. Haber tenido dormida la reforma tributaria por un año generó incertidumbre. En la medida que los tiempos de discusión sean más acotados y la discusión más constructiva, eso es muy importante para las expectativas.

– Pero al gobierno le ha costado sacar las reformas.

– Creo que han hecho un fine tuning bien acucioso, respetando la regla fiscal. Uno ve que el paquete de reasignaciones busca generar más impacto. En términos legislativos, para la economía es bastante razonable lo que se está logrando.

La reforma tributaria tiene efectos muy importantes en simplificación, la depreciación acelerada también tendrá un impacto relevante. El gobierno ha tenido que ceder en algunas cosas, pero lo importante es que no se ha desdibujado el proyecto y mantiene las cosas que ayudarán al crecimiento.

– Hay economistas que ven un impacto acotado de la reforma tributaria en el PIB.

– No hay balas de plata en la economía. No existe eso como cuando uno hace pan, le pone levadura y el pan se infla. ¿La reforma tributaria va a solucionar los problemas de crecimiento de largo plazo de la economía chilena? No. Pero va a contribuir a ello en el largo plazo con un shock enorme sobre las expectativas, en especial porque dará cuenta de que este país todavía puede ponerse de acuerdo en proyectos importantes.

– Raya para la suma, ¿su visión es positiva de cara al fin del año y 2020? No muchos departamentos de estudio tienen esa postura.

– Efectivamente, tratamos de separar un poco la paja del trigo y mirar las variables más fundamentales. Tenemos baja inflación, el déficit fiscal es bajo, la deuda pública ha subido pero a nivel internacional es muy baja, las instituciones funcionan. Entonces, los elementos están. Hay un shock externo negativo, pero hemos construido capacidad de reacción. Hay un gobierno activo para evitar que se genere una subejecución del gasto público.

Y a pesar de todo, el Congreso es capaz de ponerse de acuerdo. Sin incluir el paquete fiscal, estimamos un crecimiento de 2,7% para este año y 3,2% para el próximo año. El paquete fiscal va a tener más efecto el próximo año y eso nos va a llevar cerca de 3,5% de crecimiento. Para este año, si se aprobara la reforma tributaria uno podría tener un crecimiento más cerca del 3%.

– O sea, ¿tienen sesgo al alza para el próximo año?

– Sí, efectivamente los sesgos son más positivos tanto para este año como para el próximo.

Las ventas de productos hacia los principales socios comerciales de nuestro país, China y Estados Unidos, retrocedieron 11% y casi 10%, respectivamente, durante el período. En la región latinoamericana, Argentina fue uno de los mercados que más disminuyeron para los embarques nacionales.
Agosto estuvo marcado por la agudización de la disputa comercial que sostienen Estados Unidos y China. El gigante asiático anunció nuevos aranceles para productos estadounidenses, equivalentes a US$ 75 mil millones, como medida de represalia ante un aumento previo que realizó el Presidente Donald Trump. Este nuevo capítulo de la batalla Washington-Beijing se suma a una serie de idas y vueltas de aplicaciones de aranceles, que ha provocado inestabilidad en los mercados y el comercio global.

Chile no ha estado exento de esto. En agosto de este año, según cifras del Servicio Nacional de Aduanas, las exportaciones nacionales retrocedieron 18,7% en comparación a igual mes de 2018. El registro del octavo mes del ejercicio marca la mayor caída mensual de los embarques chilenos hacia el mundo en lo que va de este 2019. Así, en el acumulado entre enero y agosto, según Aduanas, se exportaron US$ 48.916 millones, 7,5% menos que en el mismo período de 2018. Para el economista jefe de BCI, Sergio Lehmann, el registro de agosto es un reflejo de los efectos de la guerra comercial. ‘La economía mundial se ha desacelerado más allá de lo previsto, llevando a menores envíos al exterior, especialmente del lado industrial, pero más importante aún, recogiendo un fuerte retroceso en los precios de materias primas, particularmente del cobre y la celulosa’, explica.

A su vez, el subgerente de Estudios de Econsult, Mauricio Carrasco, coincide en que estas cifras están reflejando un débil ciclo de comercio global, en el que el sector industrial se encuentra en recesión en gran parte de las economías. Desde Itaú Análisis Económico advierten que las cifras de Aduanas se deben analizar con precaución, pues no necesariamente reflejan información final que reporta el Banco Central en materia comercial. ‘De todos maneras, la información preliminar reportada a la tercera semana de agosto por el BC da cuenta de una caída, aunque bastante más moderada, de las exportaciones en el mes’, sostiene.

Intercambio con los principales socios comerciales

En línea con lo que ha ocurrido durante todo 2019, las exportaciones hacia los principales socios comerciales registraron en agosto un fuerte retroceso. Las ventas hacia China cayeron 11%, mientras que a Estados Unidos se contrajeron en cerca de 10% (ver infografía). Lehmann explica que se ha advertido una fuerte desaceleración en la actividad industrial china, lo que lleva a prever un menor crecimiento para esta economía. ‘Estados Unidos, si bien ha sido más resiliente, entendiendo que es una economía más cerrada, centrada en su mercado doméstico, también da cuenta de un menor dinamismo’, comenta.

En el plano regional, los envíos hacia Argentina fueron los que experimentaron una de las caídas más fuerte durante el octavo mes, retrocediendo casi 85%. El economista de Econsult explica que el país trasandino, previo a la decepción para los mercados que implicaron las primarias presidenciales de agosto, estaba atravesando un ciclo contractivo, el cual, dados los desarrollos recientes, se sostendría hacia los próximos años. ‘Esto es un impacto directo vía menor demanda externa, no obstante su participación en nuestros envíos al exterior es relativamente pequeña’, comenta Carrasco. Por otra parte, el economista senior de LyD, Tomás Flores, advierte que ‘la sustancial devaluación del peso argentino afecta a nuestro comercio bilateral y probablemente nuestros envíos a Argentina seguirán cayendo’.

El último Informe de Política Monetaria del Banco Central incluyó un anexo dedicado al impacto de la guerra comercial en Chile. El ente emisor comentó que las caídas anuales de las exportaciones chilenas han sido hasta el momento acotadas y heterogéneas entre sus productos. Sin embargo, la entidad estimó que el efecto negativo podría intensificarse hacia 2020 y 2021, en la medida que se den los menores ritmos de crecimiento de los socios comerciales de Chile.