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Mario Marcel
16 Agosto, 2023
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  • Insights,
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Mario Marcel

La probabilidad de que el ministro pueda sacar adelante un alza de impuestos es muy baja. Si bien esto puede ser malo para el ministro y para el Gobierno, es una buena noticia para Chile.

El ministro Marcel es un buen ser humano, un profesional bien preparado y muy trabajador. No somos amigos, pero he interactuado profesionalmente con él en varias ocasiones, incluyendo un directorio donde nos tocó sentarnos uno al lado del otro por varios años.

En estos días, el ministro no lo está pasando bien, la reforma tributaria, su proyecto más importante, y la reforma previsional, otro de los proyectos emblemáticos del Gobierno donde el comparte responsabilidades, parecen estar en un callejón sin salida. Por otro lado, el otrora ministro mejor evaluado del Gobierno es el personaje público de peor desempeño en la última encuesta CEP publicada hace tan solo unas semanas. ¿Qué le pasó a Marcel? Esa es la pregunta que muchos se hacen por estos días.

Tengo un amigo que relata cómo su señora le pide que negocie el precio de la ropa que ella ya eligió. Ella entra a la tienda, elige lo que quiere y luego le pide a mi amigo que consiga un descuento, pero advirtiéndole que la ropa la va a comprar igual. Básicamente, la capacidad de negociación de mi amigo se reduce a la buena onda del vendedor, o sea, tendiente a cero.

El problema del ministro Marcel es que él había declarado, antes de que le ofrecieran el puesto de ministro de Hacienda, ser contrario a los principios que inspiran la reforma tributaria, básicamente que el grueso de la reforma debe consistir en cobrarle impuesto al 1% más rico para que financien al 99% restante de la población. Cuando Marcel asumió como ministro fue en realidad una gran sorpresa. Lo que él había declarado públicamente respecto a la reforma tributaria no conversaba con lo que decía el programa de gobierno respecto de este tema. Todos supusimos que Marcel había negociado con el Presidente y su coalición un cambio de enfoque de la reforma tributaria y de la reforma de pensiones antes de aceptar el cargo. Mal que mal, él venía precedido de gran prestigio como expresidente del Banco Central, exdirector de presupuesto y ex alto funcionario de la OCDE.

Creo no equivocarme al decir que Boric lo necesitaba más a él, que el a Boric. Sin embargo, para sorpresa de muchos, Marcel presentó un proyecto de reforma tributaria más parecido al que estaba en el programa de gobierno que al que habría sido consistente con sus propias convicciones. Al parecer, le pasó lo mismo que a mi amigo, los jóvenes del Frente Amplio le dijeron: este es el proyecto, ahora anda a negociar.

Las declaraciones de hace pocas semanas de la ministra Vallejo, militante del PC, son una buena prueba de lo anterior: ‘No podemos renunciar a cobrarles un impuesto a los súper ricos a cambio de subirle los impuestos a la clase media acomodada’. Es decir, anda y consigue un descuento, pero la ropa la voy a comprar igual.

La desilusión de los chilenos con Marcel no tiene que ver con su capacidad técnica, su personalidad, su calidad humana o sus corbatas, en mi opinión, son producto de una mala negociación del ministro al momento de aceptar su nominación. Con un país prácticamente en recesión, la inversión cayendo como piano y los escándalos de las fundaciones calando hondo en la opinión que los chilenos tienen respecto al despilfarro de los recursos públicos, la probabilidad de que el ministro pueda sacar adelante un alza de impuestos es muy baja. Si bien esto puede ser malo para el ministro y para el Gobierno, es una buena noticia para Chile. Los chilenos quieren progreso y que los recursos que le pasan al Gobierno lleguen a buen destino. Subir los impuestos en las condiciones actuales no contribuye a ninguno de estos objetivos.

José Ramón Valente

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