Sebastián Cerda, economista y socio de Econsult: “Si el objetivo primordial es el crecimiento, no es el momento de ser conservador”
Sebastián Cerda, economista y socio de Econsult: “Si el objetivo primordial es el crecimiento, no es el momento de ser conservador”
El especialista valora las modificaciones propuestas por el Gobierno a los permisos sectoriales, pero cree que faltan más medidas para impulsar el PIB.
Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Lunes 22 de enero de 2024
La coyuntura económica ha llevado al economista Sebastián Cerda a revisitar un estudio realizado por el profesor de la Universidad de Harvard, Robert Barro, sobre Chile a fines de los ’90.
Encomendado por el Instituto de economía de la Universidad Católica, el académico calculo cuanto podría crecer el PIB per cápita de Chile en la década que se iniciaba en los 2000, apuntando a un 3%. Finalmente, la expansión fue de 3,4%.
“Estuvo bastante cerca, pero más allá de eso, lo relevante es que Barro plantea en ese momento que parte de las condiciones que permitirán crecer a Chile más que el mundo tenía que ver con unos pocos factores económicos, como la mayor eficiencia del Estado, y el más importante que tenía que ver con la calidad de las instituciones públicas”, señala Cerda, socio de la firma Econsult desde 2020, luego de ser gerente de Estudios desde 2018.
El economista de la UC y máster en la disciplina en Chicago cree que revisitar el trabajo de Barro da una señal de que debe hacer Chile para retomar mayores tasas de crecimiento: “Mucho tiene que ver con la calidad de las instituciones y la eficiencia del Estado”, dice.
– ¿Son factores más institucionales que económicos los que nos permitirían volver a crecer?
– Esto está en el contexto de un trabajo empírico en que muchas cosas están asociadas a variables que tratan de interpretar ciertas cosas. No trata de ser un manual estricto o un checklist, pero la gran fuente de crecimiento que tenía Chile era esa eficiencia del Estado, que Barro decía que lograba evitar que el gasto del Gobierno sea muy improductivo y que se puede asociar a ponerle freno a algunos proyectos, como la permisología.
– En ese sentido, ¿cuánto ayuda a retomar el crecimiento la reforma a los permisos sectoriales que presentó el Gobierno?
– Uno quiere ser particularmente innovador en pensar ideas fuera de la caja, pero en este caso en particular las recetas ya están.
– ¿Y cuál es su receta?
– En los temas de permisologia y materias ambientales hay cosas positivas, absolutamente. Son dos cosas que efectivamente son positivas, pero son insuficientes.
– ¿Por qué?
– ¿Qué se requiere para el crecimiento? Mayor productividad o generar incentivos para incorporar más gente a la fuerza de trabajo. Es una de dos. Y ahí las políticas públicas son muy importantes y pueden actuar positiva o negativamente. Cambios en las reglas tributarias, regulaciones nuevas, decisiones de gasto del Gobierno por la vía de subsidios, transferencias u otras, tienen implicancias sobre el crecimiento. Si el objetivo primordial hoy es el crecimiento, no es el momento de ser conservador. Hay que ser particularmente osado.
– ¿Y el proyecto de permisos sectoriales no es osado?
– Por sí solo, para efectos del crecimiento, no. Esto debe complementarse con otras cosas.
– ¿Cómo cuáles?
– Más allá de toda la discusión política, las mil medidas de Milei en Argentina en un mes son básicamente una receta muy osada de crecimiento. ¿Y por qué? Porque una política por separada que tiene un buen objetivo, como la reforma a la permisología, es por si sola valorable. Pero por ejemplo, en Argentina tienes mil medidas que pueden ser un gran golpe positivo al crecimiento. En la medida que todas esas medidas son complementarias, tienen un efecto complementario entre sí. En ese sentido sostengo que es el momento de ser más osados en materia de avanzar en crecimiento.
– ¿Está postulando que Chile haga algo parecido a Milei en Argentina?
– No, Argentina tiene otras consideraciones, obviamente los problemas son mayúsculos. Algunas regulaciones que está desmontando Milei tienen décadas de duración, incluso desde la dictadura militar de los ’70. Ese es un camino de osadía, desmontar regulaciones o una estructura tributaria ineficiente. Todo eso puede complementarse para llevar a más crecimiento.
– El pacto fiscal considera varias medidas, como por ejemplo incentivos al crecimiento, a la inversión, medidas de eficiencia en el Estado, además de alzas de impuestos. ¿Es suficientemente osado?
– Todo lo que tenga que ver con eficientar el Estado es positivo. Nada de eso podría alguien criticarlo. Pero también una cosa muy importante es entender que un Estado muy grande en tamaño de sus ingresos e intervención en la economía es difícilmente creíble que sea eficiente. En general tiene que estar bastante limitado.
Vuelvo a lo que decía Barro, que más allá de toda la consideración Chile tiene una particularidad, que en términos de su gasto fiscal es un aparato estatal más pequeño y, por lo tanto, más eficiente y más flexible. Entonces, destrabar ciertas cosas también tiene que ir acompañado de una visión macro de que no podemos pensar que vamos a tener un Estado eficiente con un tamaño excesivo. Desde fines de los 2000 el crecimiento del tamaño del Estado se ha desalineado respecto al crecimiento de la economía, y esa ha sido una limitante al crecimiento en Chile.
– El discurso del ministro Marcel ha puesto el foco en retomar el crecimiento y la senda de responsabilidad fiscal. ¿Cómo ha visto su gestión?
– El manejo en materia de sostenibilidad de las cuentas fiscales ha sido correcto. Nadie podría decir que ha habido un manejo irresponsable de las finanzas públicas. Pero eso no es suficiente para el crecimiento, es una condición necesaria pero no suficiente para volver a crecer a tasas que permitan mejorar la calidad y los estándares de vida de los chilenos.
Cuando una economía crece al 2% por año, demora cerca de 36 años en duplicar su ingreso. Cuando crece un punto más, eso se acorta a 24 años. El crecimiento es lo que desata muchas mejoras en los estándares de vida.
En ese sentido, coincido que hay cosas como las reformas a la permisologia y al sistema ambiental que son importantes, pero hay que sumarle otras cosas. Por ejemplo, después del debate constitucional, se puede avanzar en cosas que permitan tener un sistema político que permita llegar a mayores acuerdos y que las conversaciones técnicas se escuchen desde el lado político, algo que hoy no está ocurriendo.
Cada política pública uno sabe que tiene un impacto en términos de crecimiento, pero lo que vemos hoy es que en muchas de las discusiones el costo en materia de crecimiento es silente.
– ¿Cuánto ayuda que en el pacto fiscal se esté pensando en una reducción importante del impuesto a las empresas?
– Ayuda, ¿pero eso con que se va a reemplazar? ¿Con un impuesto al ahorro o eventualmente a la inversión? Hay que entender que estas cosas tienen costos y no son neutrales en materia de crecimiento.
2024 con viento favorable
– ¿Cómo ve el escenario macro para este año?
– Creemos que 2023 fue el año en que se terminaron gran parte de los ajustes macro. Obviamente había grandes desequilibrios macro saliendo de la pandemia, 2022 fue un año de fuerte ajuste en lo fiscal, el 2023 de fuerte ajuste en lo monetario, y creo que este 2024 ya no hay grandes necesidades de ajustes adicionales. Los factores externos son relativamente favorables y, por lo tanto, hay condiciones externas y domesticas que permitirían un crecimiento, el cual no será muy distinto al crecimiento tendencial, entre 1,5% y 2%. No mucho más que eso, tampoco es algo que nos dé para entusiasmarnos.
– ¿Está atrasado el Banco Central con la rebaja de tasas de interés?
– Entiendo el debate, yo no estoy necesariamente de acuerdo con eso. Entiendo que hay cierto consenso en que la Tasa de Política Monetaria debiera en algún momento del 2024 acercarse a su nivel neutral, entre 4% y 4,5%, y que hoy estamos muy arriba de eso. Creo que la discusión más bien es que tan rápido se va hacia allá. Soy más de la opinión de que hay cierto grado de gradualismo en ir hacia allá, porque esto tiene cierto impacto en darle una alta volatilidad al tipo de cambio, particularmente cuando hay cambios tan bruscos de sesgos en la dirección de la política monetaria.
– Hay quienes plantean que en las reuniones de enero y abril habrá fuertes recortes de la tasa, entre 100 y 200 puntos.
– Creo que es razonable pensar en algo parecido a los 75 puntos base, porque más o menos anuncia que este es un camino constante de bajas durante todo el 2024. Ser más agresivo que eso podría dar una señal de que el Banco Central iría más apresurado de lo que planteo hace algún tiempo atrás. Y eso podría tener algunos efectos sobre ciertas medidas financieras, particularmente el tipo de cambio.
Pero lo importante es que hay un absoluto consenso de que tenemos que ir hacia tasas de interés considerablemente más bajas que su nivel actual.