Tu también, Brutus
Tu también, Brutus
‘EL ACTUAL GOBIERNO ESTÁ CONDENADO A INCUMPLIR SU PROGRAMA Y A FRUSTRAR LAS EXPECTATIVAS DE LOS MILLONES DE CHILENOS QUE VOTARON POR GABRIEL BORIC’.
José Ramón Valente: “El programa del Presidente Boric, al poner los prejuicios por sobre los datos, parte de premisas equivocadas’.
‘Mi rol es buscar acuerdos que hagan viables las reformas’. Estas fueron las palabras de Mario Marcel al ser consultado por su decisión de aceptar el cargo de ministro de Hacienda del gobierno de Gabriel Boric.
Es siempre peligroso crear altas expectativas. Como sabemos, la felicidad la podemos medir como la realidad menos las expectativas. Así, cuando las expectativas son altas la probabilidad de desilusionar a quienes le hicimos promesas grandilocuentes es muy alta.
El gobierno de Gabriel Boric fue elegido sobre una plataforma que prometía eliminar las desigualdades en la sociedad y refundar un Chile más justo, exento de privilegios y lleno de nuevas oportunidades. El relato de campaña aseguraba que era posible crear este nuevo Chile quitándole poder político y económico al 1% de la población (la élite), para traspasárselo al 99% de la población (el pueblo). Esta promesa es absolutamente inalcanzable y, por lo mismo, el actual gobierno está condenado a incumplir su programa y a frustrar las expectativas de los millones de chilenos que votaron por Gabriel Boric.
Por supuesto, usted podría tener una opinión distinta de la mía, así que permítame entregarle algunos datos para ver si lo convenzo de mi visión. Mario Marcel, ministro de Hacienda del actual gobierno, ha señalado que la reforma tributaria que va a impulsar pondrá especial énfasis en recaudar más desde los ingresos y el patrimonio de las personas. Esto se lograría subiendo los impuestos a la renta y aumentando los impuestos al patrimonio. La realidad que muestran las cifras es que actualmente el 1% de mayores ingresos -que corresponde aproximadamente a 86 mil personas- contribuye con el 70% de toda la recaudación de impuesto a la renta y que el 70% de las personas que reciben salarios no paga impuesto a la renta.
En Chile, una persona que gana el ingreso medio de la economía, es decir, cerca de $650 mil mensuales, paga cero impuestos a la renta, y una persona que gana cuatro veces el ingreso medio de la economía, cerca de $2,4 millones mensuales, paga solamente un 5% de impuesto a la renta. Para el promedio de la ODCE, las tasas de impuesto pagadas por dichas personas serían de 15% y 25%, respectivamente. ¿Qué nos dicen estas y muchas otras cifras que se podrían agregar para hacer aún más contundente este argumento? Que la forma de recaudar más por impuesto a la renta de las personas es subir las tasas de impuesto de la clase media y no al 1% de mayores ingresos. Como podemos ver, la realidad no tiene ningún correlato con la promesa de campaña de Gabriel Boric.
Con el llamado impuesto a los súper ricos pasa algo similar. Muchos de los países de la OCDE han eliminado este impuesto porque no logra recaudar casi nada y genera múltiples distorsiones. Los que aún lo mantienen recaudan entre 0,2% y 0,4% del PIB al año. Dada estas cifras, siendo súper optimistas, el impuesto al patrimonio podría recaudar US$ 1.200 millones al año. Es decir, un tercio del costo mensual de un IFE. Difícil pensar que esta sea la panacea que va a resolver todas las necesidades sociales de las cuales carecen los chilenos. Nuevamente, en este caso la retórica de campaña choca de frente con la porfiada realidad que muestran los números.
Los problemas para cumplir las promesas de gobierno no se reducen solamente a los impuestos. Existe un sinnúmero de grupos de interés, muchos de los cuales apoyaron la postulación del Presidente Boric, que gozan de privilegios importantes y que no forman parte de la élite del 1% y no son rubios de ojos azules viviendo en las condes como los describe la ministra del Interior. Están, por ejemplo, los empleados públicos que tienen sueldos por encima del promedio de la economía y que a la hora de enfrentar dificultades como la pandemia no perdieron ni su empleo ni vieron mermados sus salarios. Está el Colegio de Profesores que se ha negado consistentemente a apoyar medidas tendientes a mejorar la calidad de la educación, tales como el kínder obligatorio, la subvención para jardines infantiles y la vuelta a clases post pandemia. Están los gremios de camioneros que se oponen a subir el impuesto al diésel, los sindicatos de la Gran minería que amenazan constantemente con paralizar la producción del principal producto de exportación de Chile y, por supuesto, está la Cámara de Diputados que, con su apoyo al quinto retiro de las AFP, ya le ha mostrado los dientes al gobierno que se opone a dicha medida. Paradójicamente, la Sofofa y la CPC son de los pocos gremios que se han mostrado abiertamente dispuestos a trabajar con el gobierno para encontrar puntos de encuentro que permitan la implementación del programa de gobierno.
Más temprano que tarde, el Presidente Boric, cual Julio Cesar, se dará cuenta de que sus Brutus no están en el 1%, sino entre los propios grupos que lo apoyaron y que a la hora de decidir entre sus propios intereses y la implementación de una medida que los perjudica no tendrán dudas de dónde clavar sus cuchillos.